Los padres que se consideran ideales necesitan descender periódicamente a la tierra del pecado, de lo contrario pueden surgir complicaciones en las relaciones con sus hijos.
Cualquiera a quien le digan que se han vuelto tóxicos probablemente no estará de acuerdo. Pero hay padres tóxicos y es necesario que lo sepas.
Para autoevaluarse, los expertos aconsejan hacerse dos preguntas y sacar conclusiones. Entonces, ¿cómo saber si eres un padre tóxico?
Pregunta uno: ¿le gritas a tu hijo?
Gritar puede ser diferente. Por ejemplo, en una situación de emergencia cuando es necesario evitar problemas. Esto es comprensible.
El resto del tiempo, los padres se comunican con el niño con calma, incluso si la situación requiere rigor.
Pero si los gritos ocurren sin motivo alguno, o por las razones más insignificantes, entonces es evidente que los padres tienen muy poco autocontrol.
Segunda pregunta: ¿cómo es tu sentido del humor?
El sentido del humor es una buena señal. Pero no debes llevar tus chistes al punto del sarcasmo, especialmente cuando se trata de comunicarte con niños.
Su pensamiento y perspectiva aún no están tan desarrollados como los de los adultos, por lo que las sutilezas del sarcasmo o los comentarios irónicos pueden parecerles extrañas.
Puede estar seguro de que en una atmósfera así los niños crecerán retraídos y evitarán el contacto con sus padres.