“¡Eres un vago/un vago!” - Muchos niños y niñas han escuchado esta frase dirigida a ellos.
Y no tiene nada de bueno. Los padres que a menudo utilizan una línea similar en relación con sus propios hijos están cometiendo un error muy grave.
Contrariamente a la creencia popular, la palabra "perezoso" que se escucha de mamá o papá no obliga al niño a corregir la situación.
Más bien, al contrario: el bebé se vuelve aún más perezoso.
¿Por qué la palabra "perezoso" es peligrosa para un niño?
Si le pones ese nombre a tu bebé, simplemente le estás poniendo una etiqueta.
Lo más probable es que el niño decida que la situación es irreparable: “Ésta es una característica de mi carácter y de mi comportamiento. No tiene sentido intentar cambiarte a ti mismo”.
La situación empeorará aún más si mamá y papá añaden: "¡Nunca cambiarás!".
En este caso, el niño llegará a la siguiente conclusión: “¿Para qué cambiar algo si siempre voy a permanecer así? Lo único que queda es aceptarlo”.
Recuerde: la palabra "perezoso" que se le dice a un niño no lo motivará a trabajar duro.
Lo más probable es que se logre el efecto contrario: el niño se convencerá de la inutilidad de los intentos de corregir su comportamiento.
Cómo hacer que un niño sea trabajador
¿Quieres que tu hijo deje de ser vago?
Entonces no utilice etiquetas ("perezoso") ni formulaciones categóricas ("siempre", "nunca") cuando se comunique con él.
Trate de dirigir las críticas no al bebé en sí, sino a su comportamiento en una situación determinada: “Hoy vimos pereza de tu parte. Pero estamos seguros de que esto no sucederá mañana”.