A veces, los padres de bebés notan que la parte posterior de la cabeza de su bebé comienza a quedarse calva.
Si aparece una calva en un niño que aún no ha cumplido el año, no es necesario tomar ninguna medida, ya que la caída del cabello a esta edad es absolutamente normal.
Los primeros pelos del bebé, que pueden considerarse muy finos y delicados, se limpian rápidamente cuando se frotan contra la ropa de cama o un gorro.
En su lugar, crece otro cabello más “adulto”.
La caída excesiva del cabello afecta con mayor frecuencia a niños menores de tres meses y el proceso de actualización del peinado puede llevar más de un año.
Es cierto que hay situaciones en las que debes consultar a un médico con tu bebé.
La consulta con un especialista es necesaria en los casos en que la aparición de calvas se acompaña de otros síntomas, como aumento de la sudoración con olor agrio a sudor, sueño inquieto, dificultad para conciliar el sueño, aumento de la irritabilidad y sensibilidad a luces y sonidos brillantes.
Lo anterior puede indicar una falta de vitamina D; para asegurarse de esto, el médico ordenará pruebas y, según las indicaciones, decidirá si el niño necesita tomar el medicamento y en qué dosis.