“¡Cálmate rápido!”, “¡Deja de llorar inmediatamente!”
Muchos padres dicen automáticamente estas frases cuando sus hijos empiezan a portarse mal, a gritar o a llorar.
Pero hay que entender que tales comentarios rara vez ayudan a lograr el efecto deseado.
Por el contrario, en la mayoría de situaciones, la exigencia de mamá y papá de calmarse inmediatamente hace que el bebé grite o se preocupe aún más.
¿Qué hay de malo en la frase "¡Cálmate!"
Porque ella no le da al niño la oportunidad de deshacerse de sus emociones.
Resulta que los padres no acuden en ayuda del niño, sino que comienzan a presentar reclamaciones contra él.
Esto es decepcionante para el niño. Una situación que ya era psicológicamente difícil se vuelve aún más estresante para él.
Por tanto, no es de extrañar que tras las exigencias de mamá y papá, el niño no se calme, sino que, por el contrario, empiece a hacer aún más ruido.
Cómo sustituir la exigencia “¡Cálmate!”
Los padres pueden actuar de la siguiente manera: acercarse al niño, abrazarlo, darle palmaditas en la cabeza. Tiene sentido decir la frase: "¡Te entiendo!"
Si hablamos de una rabieta infantil grave, mamá y papá deberían decir alguna de las siguientes frases: “Mírame”, “Salgamos a llorar ahí para que los extraños no nos vean” o “Intenta respirar despacio y tranquilamente."
De esta forma, los padres demostrarán su disposición a ayudar psicológicamente al niño. Será mucho más fácil para el bebé.