Antes de continuar, esto es lo más importante que los padres deben saber sobre las clases de natación: todos los niños deben tomarlas.
El hecho de que un niño sepa nadar, por supuesto, no significa que no pueda ahogarse.
Pero esta habilidad le permitirá salir a la superficie, flotar en el agua o nadar hasta un lugar donde pueda ponerse de pie o agarrarse a algo y así salvar la vida del niño.
La piscina o playa donde el niño aprende a nadar debe ser segura
Los padres deben verificar esto ellos mismos: asegurarse de que el área esté limpia y bien cuidada, y que el niño no pueda ingresar a lugares que sean demasiado profundos para él. En el lugar deben estar presentes socorristas, equipos de salvamento y equipos de primeros auxilios.
Los docentes deben estar capacitados.
Parecería que este es un requisito obvio, pero ni siquiera siempre se cumple. Asegúrese de poner a su hijo en manos de un mentor calificado.
La proporción maestro-niño debe ser apropiada
Por supuesto, cuantos menos niños haya por mentor, mejor; en este caso, el maestro podrá mantener a todos los niños a distancia y observar a todo el grupo.
Debe haber un plan de estudios y una división de los niños según sus capacidades.
Como regla general, las lecciones de natación comienzan con la adaptación al agua y continúan con el dominio de varios estilos. El entrenador debe tener un sistema claro de evaluación de los niños, así como un plan según el cual pretende desarrollar sus habilidades.
Los “accesorios” de natación deben usarse con prudencia
El uso de anillos inflables y otros “dispositivos” flotantes puede ser útil para mantener a los niños seguros inicialmente y ayudarlos a aprender la posición corporal y la técnica de remo adecuadas.
Sin embargo, con el tiempo, conviene reducir su importancia para evitar la adicción.
Anteriormente te contamos cuánto tiempo puede pasar un niño frente a un gadget o pantalla de televisor.