Se pide a los padres que piensen si vale la pena enseñar a sus hijos el arte de argumentar.
Este es un arte difícil que no todos los adultos pueden dominar. Y si a alguien no le gusta el nombre “capacidad de argumentar”, recuerde que es lo mismo que capacidad de defender la propia opinión.
Te contamos por qué los niños deberían poder discutir y los padres no deberían tenerle miedo.
¿Por qué es esto importante?
Los niños a los que se mantuvo alejados de este tema o a los que ni siquiera se les permitió discutir y estar en desacuerdo crecen hasta convertirse en personas menos seguras y les resulta más difícil comunicarse con sus compañeros.
Son precisamente estas personas las que a menudo se convierten en víctimas de la influencia de otras personas.
Y si un niño discute, al menos quiere que se escuche su opinión.
como hacerlo
Elija una situación en la que el niño se enfrentará a una elección y tendrá que tomar la decisión por sí mismo.
Esto le enseñará a pensar, razonar y tomar decisiones basándose en estos razonamientos.
Poco a poco aprenderá a escucharse a sí mismo, a escuchar su opinión y a expresarla.
Se ha observado que estos niños no crecen malcriados ni caprichosos, sino decididos. Saben que sus padres los aman y se respetan sus opiniones.
El segundo punto importante es que el niño debe obedecer a sus mayores en asuntos que conciernen a su seguridad y salud.
Esta habilidad te ayudará a mantener el respeto por tus padres.
Como resultado, el niño no crecerá encerrado en límites ni bajo sobreprotección, sino como una persona capaz de tomar sus propias decisiones.
Anteriormente te contamos por qué no se deben utilizar amenazas vacías en la crianza de un niño.