Un niño obediente es sin duda una alegría para los padres. Un niño así no infringe ninguna regla, es educado y siempre está dispuesto a ayudar.
Sin embargo, un niño demasiado obediente puede encontrar algunos problemas en el futuro.
Puede que no sea interesante como persona.
Un niño obediente a veces piensa: “Si me enfado, puede que eso moleste a mamá y a papá”. Este razonamiento también puede aparecer en él cuando se trata de alegría.
Como resultado, el niño comenzará a reprimir sus emociones, incluso si son completamente normales. Como resultado, estos niños crecen y se convierten en personas demasiado reservadas y aburridas, con quienes simplemente no es interesante comunicarse.
Es mucho más importante y útil para un niño explicarle que cualquier personalidad es, ante todo, una persona viva.
Es poco probable que se convierta en una persona exitosa.
Los niños muchas veces tienen miedo de ser desobedientes y “malos” por temor a que sus padres dejen de amarlos. La culpa de esto la tienen los adultos, que inmediatamente regañan a su hijo en cuanto tropieza un poco.
Al mismo tiempo, las emociones negativas de padres y madres eligen como objetivo no la ofensa, sino el propio niño, cuando, por ejemplo, dicen que no saben quién resultó ser tan estúpido debido a la mala nota. trajo a casa de la escuela.
Como resultado, el niño comienza a intentar aprender principalmente por el bien de sus padres y no por sí mismo; antepone el número y los elogios posteriores, y no su propio conocimiento.
Otro efecto "secundario" es que estos niños intentan mantener un perfil bajo y hacer todo a un nivel normal, pensando para sí mismos: no te regañarán, y eso es bueno. Como adulto, es poco probable que una persona así tenga éxito.
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