Cualquier adulto debe tomar las promesas con seriedad y responsabilidad.
Al mismo tiempo, todo el mundo tiene en su memoria un par de ejemplos en los que tuvo que tratar con personas que no dan importancia a las promesas. Algunos recuerdos se remontan a la infancia.
Los expertos nos dicen qué promesas no se deben hacer a los niños.
En general, sólo hay una condición que todos los adultos deberían tratar de observar: no hacer promesas vacías.
La incapacidad o la incapacidad de cumplir su palabra convierte a los padres, a los ojos de sus hijos, en conversadores y charlatanes ociosos.
Todo esto seguramente afectará el carácter del niño y no tendrá las mejores consecuencias en el futuro.
No estaría fuera de lugar decir que los niños que copian el comportamiento de los adultos pronto comienzan a actuar como sus tíos o tías, que prometieron pero no cumplieron.
La misma regla se aplica a los casos en que los padres amenazan con castigar a sus hijos, pero no hacen nada.
Como resultado, el niño comprende: de una forma u otra, puede salirse con la suya.
Por lo tanto, solo queda una cosa: cumplir la promesa, incluso si se trata no solo de recompensa, sino también de castigo.
Anteriormente contamos por qué los escolares están constantemente cansados .