Las rabietas de los niños son desagradables para cualquier padre y la mayoría de las veces comienzan en la calle, donde hay más espectadores.
En esos momentos, la madre se encuentra en una situación no muy agradable y por eso es importante saber comportarse en esta situación.
En primer lugar, es importante dejar de pensar en las opiniones de extraños a quienes realmente no les importa cómo tratas a tu hijo.
También es importante recordar que la histeria no surge así, aunque parezca que no hay motivo para caprichos excesivos.
La razón puede estar en la superficie: a veces el bebé solo quiere atención. Puede que se sienta irritado, ofendido o simplemente incapaz de afrontar sus emociones.
Cada rabieta puede ser única y por eso es importante aprender a escuchar a tu bebé. No le grites ni castigues a tu hijo.
Puedes hacer una pregunta sencilla: “Dime, ¿es este un problema grande, mediano o pequeño?” Esta técnica puede funcionar bien para un niño de 4 a 5 años.