Al tratar la secreción nasal, es importante darse cuenta de que nada afecta más el estado del tracto respiratorio que el aire que lo atraviesa.
Por lo tanto, si un niño (o incluso un adulto) está sollozando, intente mantener la temperatura del aire en la habitación entre +18 y +21 grados.
La humedad del aire también es importante. El valor óptimo es 60-70%.
La forma más sencilla de garantizar el nivel de humedad requerido es ventilar la habitación. Los humidificadores y purificadores de aire también te vendrán bien.
No olvides eliminar la mucosidad. Si el niño es demasiado pequeño para sonarse la nariz, utilice un aspirador para quitarle los mocos.
Además, vale la pena irrigar regularmente la mucosa nasal con soluciones de agua y sal, lo que promueve la salida de moco y la eliminación de agentes infecciosos.
Tenga en cuenta: las soluciones son isotónicas o hipertónicas. Este último debe utilizarse únicamente según lo prescrito por un médico.
Otra acción sencilla que le ayudará a afrontar la secreción nasal es la limpieza húmeda, que debe realizarse al menos una vez al día, y preferiblemente 2 veces.
Si no hay temperatura y el bienestar general del bebé es normal, significa que no existen contraindicaciones para los paseos. Esté preparado para que fluyan mocos por la calle, lo cual es absolutamente normal.
Por último, se debe poner al bebé al pecho con más frecuencia. Si el bebé se alimenta con biberón, complételo con agua y otras bebidas.
Y, por supuesto, no olvide consultar a un médico, durante el cual éste podrá prescribir el tratamiento adecuado.