¿Qué pasa si no paseas a tu perro durante 3 días? El resultado te sorprenderá.

01.03.2025 13:24

Te perdiste un paseo por la lluvia, luego por el trabajo y al tercer día decidiste: “No pasa nada, ya correrá en casa”.

Pero un perro no es un gato. Para ella, un paseo no es sólo ir al baño y calentarse. Es una necesidad comparable a respirar.

Y esto es lo que pasa cuando la privas de eso por sólo 72 horas.

perro
Foto: © Belnovosti

Las primeras 24 horas. El perro está aburrido, pero permanece tranquilo. Ella puede seguirte a todas partes, acariciar la correa o traerte juguetes; estos son intentos de recordarte quién es ella.

Si la reacción es cero, comienza la ansiedad. La mascota mastica muebles, araña puertas y hurga en la basura. Esto no es perjudicial: de esta manera alivia el estrés y trata de "encontrar" un paseo por sí solo.

48 horas. Los instintos toman el control. El perro, especialmente las razas activas, se vuelve hiperexcitable. Corre por el apartamento, ladra al menor ruido, tiembla.

Algunas personas empiezan a cagar en casa, incluso si antes lo toleraban. Esto no es una protesta. Es fisiología. Los músculos, al no recibir carga, sufren espasmos y el intestino funciona peor. Se produce estreñimiento o por el contrario incontinencia.

72 horas. El comportamiento cambia drásticamente. Algunos perros se vuelven apáticos: se acuestan, no responden a las órdenes y se niegan a comer.

Otros muestran agresividad: gruñen, muerden y defienden “sus” rincones. Esto es un signo de estrés profundo. El cortisol, una hormona que destruye el sistema nervioso, se acumula en el cuerpo. La inmunidad se deteriora, las enfermedades crónicas empeoran.

Pero también hay consecuencias ocultas. Los perros, especialmente los cachorros, aprenden a través de los paseos. Olores, conocer otros animales, nuevas rutas... es como aprender, socializar y hacer deporte, todo en uno. Al privarlos de esto, estás frenando su desarrollo. La mascota puede volverse temerosa o, por el contrario, incontrolable.

¿Qué hacer si no es posible caminar? Al menos simula un paseo en casa. Lanza una pelota por el pasillo, esconde golosinas para que tu perro las encuentre, usa tapetes de entrenamiento perfumados.

Si el perro es pequeño, llévelo en brazos al patio para que pueda respirar aire.

Pero recuerda: estas son medidas de emergencia. Sin movimiento, un perro pierde parte de sí mismo. Su mundo se reduce a las paredes, y para una criatura creada para correr tras sus presas, esto equivale a una prisión.

Así que la próxima vez que sientas ganas de saltarte un paseo, recuerda: no solo estás privando a tu mascota de ir al baño. Le estás quitando el sentido de la vida.

Antón Kurchev Autor: Antón Kurchev Editor jefe adjunto


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