Imagínese: su cariñosa mascota de repente le clava sus garras en la mano, silba a los invitados o ataca a otros animales. Escenas como ésta no son infrecuentes.
Uno de cada tres casos de abandono de gatos está relacionado con su impredecible hostilidad. Pero antes de culpar a tu mascota, vale la pena entender ¿qué hay detrás de sus arrebatos?
Cuando la enfermedad es la culpable, no el carácter
Lo primero que hay que hacer es descartar causas médicas. Los ataques repentinos a menudo indican problemas ocultos, desde dolor de muelas hasta trastornos neurológicos. Sólo un examen veterinario dará una respuesta clara: tratar el organismo o corregir el comportamiento.

El miedo convierte a un gato en un animal salvaje
Ruidos fuertes, gente nueva, viajes… incluso una visita inocente de un niño puede causar pánico. Una mascota asustada ataca no por ira sino por desesperación. Si notas orejas hacia arriba, pelaje erizado o un movimiento brusco de la cola, cúbrelo. El contacto forzado empeorará el problema.
Juego sin reglas
Los gatitos privados de interacción con sus compañeros no aprenden a controlar sus mordeduras. A medida que crecen, perciben las manos de sus dueños como presas y los atacan "como una broma". Detén esto inmediatamente: reemplaza tus dedos con juguetes en forma de caña de pescar, y si el ataque es demasiado activo, deja de jugar inmediatamente.
La comadreja como provocadora
Algunos gatos sólo toleran las caricias durante unos minutos. La sobreexcitación hace que muerdan sin previo aviso. Aprende a leer las señales: un cuerpo tenso, una cola temblorosa, una mirada congelada.
La ventana es una fuente de decepción.
Un pájaro detrás del cristal o el gato del vecino pueden causar frustración. Sin acceso al irritante, el animal descarga su ira contra la primera persona que puede atrapar con su pata. En estos casos, puede ser útil limitar la vista (cortinas cerradas) o crear zonas “seguras” para la observación.
¿Territorio o estatus?
Los gatos protegen su espacio con más fiereza que los perros. Una nueva mascota, un invitado o incluso el olor de otro gato en tu ropa provocarán un ataque. Una historia aparte es la lucha por el liderazgo: una mascota puede bloquear la puerta o silbar a los que están más abajo en la jerarquía. En este caso será de gran ayuda separar las zonas de alimentación y proporcionar espacio personal para cada animal.
Hormonas vs. sentido común
Los gatos no castrados a menudo pelean con sus rivales durante el período de caza sexual. La esterilización resuelve el 90% de estos conflictos. Sin embargo, las gatas madres protegerán a sus crías incluso de sus dueños: este es un fenómeno temporal que requiere precaución.