Los Maine Coon no son gatos, sino ilusiones vivientes. Sus fotos en las redes sociales con colas más largas que el brazo de su dueño y caras de lince son una delicia.
Pero detrás de esta belleza se esconde una verdad que callan incluso quienes han mantenido a estos gigantes en casa durante años.
El veterinario estadounidense Jack Eyerbe admite: “Si la gente supiera a qué se está metiendo, la demanda de esta raza caería un 90%”.

El primer golpe para unas gafas de color rosa es el tamaño. El Maine Coon no es un gato, sino un gran danés peludo. Un macho adulto pesa tanto como un niño de cinco años (entre 10 y 12 kg) y al saltar desde un estante un jarrón se hace añicos.
Para acariciar al “gatito” hay que levantar la cabeza y el transportín cuesta tanto como una maleta.
Pero lo más importante es que los gigantes se enferman a lo grande. Bombas genéticas en su ADN: miocardiopatía hipertrófica (un corazón del tamaño de un puño que puede pararse en cualquier momento) y atrofia muscular espinal (los músculos se derriten como helado al sol).
El tratamiento cuesta cantidades fabulosas de dinero.
No maúllan, gritan. Los gatos Maine Coon emiten sonidos como si una bandada de gaviotas se hubiera instalado en la casa. Por la mañana - un trino "dame de comer", durante el día - un rugido "rasca detrás de la oreja", por la noche - una ecografía "juega conmigo".
Y si los dejas solos durante más de una hora, la mascota hará un berrinche: tirará las cortinas, destrozará el sofá o “dibujará” un charco en medio de la alfombra.
La castración no ayuda: seguirán marcando su territorio, pero el “aroma” será más débil.
Lana. Estará en todas partes: en una taza de café, en unos calcetines, en un pasaporte e incluso en una oreja. Habrá que cepillar al gigante a diario, de lo contrario los enredos lo convertirán en un yeti sin hogar.
También les encanta el agua. No esperes que un Maine Coon tenga miedo al baño: saltará a la ducha contigo y luego se sacudirá sobre la alfombra blanca.
Y sí, son inteligentes. Demasiado inteligente. Abrirán el frigorífico para robar alguna salchicha, abrirán el agua del fregadero para jugar con el chorro o tirarán tu teléfono al inodoro si te distrae de su majestuosidad.
¿Estás listo para vivir con una mascota que es más inteligente que tu sobrino en edad preescolar?
P.D. Los Maine Coon no son malvados. Simplemente requieren 10 veces más esfuerzo, dinero y nervios que un gato normal. Si no estás preparado para adoptar el caos, compra un gatito de peluche. También es esponjoso, pero silencioso.