Lo que causa gran irritación en perros y gatos es... una puerta cerrada.
El hecho es que a las mascotas les resulta difícil cuando no pueden moverse libremente por el apartamento.
Al ver una puerta cerrada, los animales empiezan a sentirse encerrados.
Estamos hablando de una situación en la que una mascota no puede salir de la habitación, y no de un caso en el que un amigo de cuatro patas tiene la oportunidad de caminar por el apartamento, pero no puede entrar en una de las habitaciones. Aunque a la mascota puede que no le guste la segunda situación.
Un gato que ve una puerta cerrada está en estado de estrés. Y el perro comienza a comportarse de manera inquieta o incluso agresiva.
¿Qué debe hacer el dueño con la puerta cerrada?
La respuesta es sencilla: hay que abrir la puerta. Dale a tu amigo de cuatro patas la oportunidad de deambular libremente por todas las habitaciones.
No prive a su mascota del derecho a "controlar" todo el territorio del apartamento.
Y entonces el perro o el gato se librarán de la ansiedad y la irritación.
Está claro que puede haber una zona del apartamento en la que el animal no debería aparecer. Esta área debe estar separada con una puerta de seguridad para niños.
Son buenos porque no hacen que el territorio sea “invisible”, pero al mismo tiempo son una excelente barrera: la mascota mantiene la calma y no intenta “violar la frontera”.
