Otoño, invierno y primavera son las estaciones en las que los animales se ensucian las patas, por lo que muchos dueños de perros comienzan a bañar a sus mascotas con mucha más frecuencia de lo habitual.
Sin embargo, los veterinarios no están de acuerdo con este enfoque.
Para aclarar la situación, los expertos aconsejan utilizar una fórmula sencilla: multiplicar por cinco el número de veces que sueles lavar a tu perro.
Veamos un ejemplo: si los procedimientos de baño para un perro se llevan a cabo semanalmente, el siguiente lavado se puede posponer de manera segura hasta por cinco semanas.
Bañar a tu perro con demasiada frecuencia puede eliminar los aceites naturales de su piel. Como resultado, la calidad de la lana y la salud del animal en su conjunto se verán afectadas.
Finalmente, observamos que cada perro es único a su manera.
Esto significa que los requisitos de aseo pueden variar según la raza, la edad y el estilo de vida del perro.
Si tienes alguna duda sobre la frecuencia con la que debes bañar a tu mascota, es recomendable que consultes a tu veterinario.