El envejecimiento es un proceso natural y es importante reconocer sus signos en los gatos a tiempo para garantizar que su mascota tenga una vida cómoda.
Aunque los cambios relacionados con la edad son inevitables, su ritmo y manifestaciones dependen de la raza, las condiciones de vida y la genética.
El umbral generalmente aceptado se considera 8 años, pero vale la pena centrarse en las características individuales de la mascota: algunos gatos muestran signos de madurez ya a los 7 años, otros, más cerca de los 10.

El comportamiento de un gato que envejece cambia gradualmente. Se vuelve menos activa, participa menos en los juegos y duerme más. Esto puede deberse no sólo a una disminución natural de energía, sino también a molestias, como dolores articulares o musculares.
Algunas mascotas pierden el interés en comunicarse con su dueño, se esconden o evitan el contacto.
A veces se observan deterioro cognitivo: el gato se confunde en un espacio familiar, olvida la ubicación de la caja de arena o del cuenco y cambia los hábitos.
Los signos externos del envejecimiento también son visibles. El pelaje pierde su brillo, se vuelve opaco y quebradizo y se forman enredos con mayor frecuencia. La piel puede volverse seca o, por el contrario, excesivamente grasa, y en ocasiones aparecen manchas de pigmentación o compactaciones.
El peso cambia con frecuencia: algunos gatos pierden peso debido a la disminución del apetito, problemas dentales o digestivos, mientras que otros aumentan de peso debido a la disminución de la actividad.
Es importante recordar que la edad no es una enfermedad, pero requiere una atención especial.
Las visitas regulares al veterinario, los ajustes en la dieta, los juegos suaves y un ambiente cómodo ayudarán a retrasar los cambios negativos.
Si nota algún cambio repentino en el comportamiento o la apariencia de su mascota, no lo atribuya simplemente a la edad.
Consultar a un especialista ayudará a descartar enfermedades graves y mejorar la calidad de vida de tu gato.