Hay una característica en el comportamiento de los gatos que a muchos les parece extraña. Hablamos del miedo que experimentan estos animales ante el agua.
Existe una interesante leyenda que explica la hidrofobia a los gatos.
Según la leyenda, durante el Diluvio bíblico, Noé decidió construir un arca enorme, donde colocó un par de criaturas terrenales para preservarlas para una nueva vida después de que el agua bajara.
Antes de partir en busca de tierra firme, el anciano pidió a todos los pájaros y animales que no se pelearan entre sí para preservar la especie.
Sin embargo, el diablo no podía permitir que las personas y los animales escaparan: se convirtió en una rata con dientes y comenzó a roer un agujero en el fondo para hundir el arca.
El gato vio esto y mató a la rata, y Noé la arrojó por la borda como castigo.
Es cierto que más tarde, cuando vio un agujero en el barco, se dio cuenta de lo sucedido y devolvió al gato, pero, como dicen, el sedimento quedó, por eso los gatos tienen una actitud tan negativa hacia el agua.
Por supuesto, todo lo anterior no es más que un fascinante cuento de hadas.
Mucho más lógica parece otra teoría, según la cual los gatos domésticos modernos descienden de los gatos salvajes africanos que vivían en el desierto y evitaban la proximidad de cuerpos de agua. Ésta es la razón por la que tradicionalmente no están acostumbrados al agua.