Los gatos son criaturas misteriosas. Pueden estar ronroneando en tu regazo un minuto y arañando el sofá al siguiente. ¿Pero qué pasa si su comportamiento dice más?
Por ejemplo, si tu mascota te trae “regalos” en forma de ratones muertos, esto no siempre es una señal de amor.
Quizás piense que eres un pésimo cazador y esté intentando enseñarte técnicas de supervivencia. Y cuando el gato ignora obstinadamente la nueva cama, prefiriendo una caja de cartón, esto no es un capricho.

Así demuestra que sus intentos de comprar su amor son inútiles: él solo valora lo que él mismo ha elegido.
Otra señal de alerta: si tu gato pasa de largo frente a la caja de arena, puede que esté vengándose por las vacaciones que pasaste sin ella.
Y sí, recuerdan muy bien los agravios. ¿La señal más aterradora? Tu mascota duerme en tu almohada mientras estás en el trabajo. No, no es lindo. Él marca su territorio, recordándote quién manda.
Pero no se apresure a entrar en pánico. Para mejorar vuestra relación, a veces basta con comprar más juguetes de rompecabezas o esconder golosinas en los rincones: esto restaurará la fe del gato en vuestra utilidad.
Por ejemplo, tome una pelota de plástico con agujeros, vierta comida seca dentro y el gato rodará sobre ella durante horas, obteniendo comida. Esto no sólo lo divertirá, sino que también reducirá sus niveles de estrés.
Otro truco: si tu gato araña tus muebles, coloca un poste rascador cerca y frótalo con hierba gatera: el olor atraerá su atención.
¿Qué pasa si tu mascota de repente se vuelve agresiva? Los motivos pueden ser diversos: desde el dolor por una enfermedad hasta los celos hacia un nuevo miembro de la familia.
Por ejemplo, si traes un cachorro a la casa, el gato puede silbar y esconderse: dale tiempo para adaptarse.
Proporciónale una habitación separada con sus cuencos y caja de arena para que se sienta seguro. Introduzca gradualmente a los animales a través de la puerta, permitiéndoles olfatear a otros antes de encontrarse cara a cara.
Y recuerda: a los gatos les encantan los rituales. Si juegas con ellos o les rascas detrás de la oreja a la misma hora todos los días, empezarán a confiar. Intente acariciar a su gato durante 10 minutos antes de acostarse: pronto vendrá a usted para una "sesión".
Y si tu mascota te ignora, no la presiones. Es mejor sentarse en el suelo y parpadear lentamente: en el lenguaje de los gatos, esto es una señal de amabilidad. Quizás en un par de minutos vendrá y te olerá la mano.
Por cierto, sobre los olores. Los gatos odian los olores fuertes, como los cítricos o el alcohol. Si regresas de una fiesta y tu gato te evita, es tu perfume. Lávate y cámbiate de ropa: tu relación mejorará.
Y nunca le grites a tu mascota. No entenderá por qué lo regañan, pero recordará el miedo. Es mejor usar un tono severo e ignorar el mal comportamiento mientras recompensamos el buen comportamiento.