Aunque los gatos nos parecen tranquilos y calmados a la mayoría de nosotros, estos animales también son capaces de experimentar estrés y es fácil alterar el equilibrio mental de una mascota.
¿Por qué no deberías ignorar esta condición de tu mascota?
La respuesta es simple: en un contexto de estrés prolongado, un gato puede desarrollar diversos tipos de enfermedades, por lo que lo primero que debe hacer un dueño responsable es familiarizarse con los signos de estrés en un gato que ronronea.
¿Por qué un gato se estresa?
Cualquier factor que perturbe la vida normal de la mascota puede provocar estrés en un gato.
La mayoría de las veces, un animal cae en un estado de estrés en caso de mudanza, renovación, aparición de otra mascota en la casa, visita a la clínica veterinaria, cambios en la rutina diaria habitual, etc.
Además, problemas de salud, periodos de embarazo y lactancia, parásitos, etc. pueden provocar estrés.
Síntomas de estrés en un gato
El estrés puede ocurrir en formas agudas y crónicas.
Comprenderás que el gato está asustado por algo y está listo para defenderse por el lomo arqueado, el pelaje erizado, las pupilas anchas y las orejas aplanadas de la mascota.
Durante los períodos de estrés agudo, los gatos suelen experimentar respiración intermitente, aumento de la frecuencia cardíaca y la salivación, aumento de la presión arterial, temblores y vaciado espontáneo de los intestinos y la vejiga.
Es importante que el dueño elimine el factor de estrés de manera oportuna y brinde a la mascota una sensación de seguridad para una rápida recuperación.
Si el factor estrés afecta al animal durante mucho tiempo, hablamos de estrés crónico.
Los siguientes síntomas te ayudarán a reconocerlo: el gato presta más atención a lamer su pelaje o no se preocupa en absoluto por la higiene, la mascota ha desarrollado problemas digestivos y ha cambiado su conducta alimentaria (el último punto, por cierto, suele ir acompañado por pérdida o aumento brusco de peso), el gato tiene un aspecto descuidado, se le cae el pelo, está letárgico y no quiere jugar.
Si el animal ignora la bandeja, siempre quiere esconderse en un lugar apartado o muestra una reacción exagerada ante sonidos fuertes, movimientos bruscos o cambios de iluminación, también debe acudir a un médico lo antes posible.
