Cualquier dueño de un gato sabe que todas las puertas de la casa deben estar abiertas de par en par.
Un cierre accidental de la persiana puede provocar que el animal pase horas y horas maullando y rascando el panel; el dueño del gato sólo puede soñar con la paz en tal situación.
Si se pregunta por qué podría suceder esto, puede respirar aliviado: los científicos pudieron encontrar varias razones para este comportamiento a la vez.
La primera de ellas es que los gatos son animales increíblemente curiosos.
Debido a esta peculiaridad, no es de extrañar que siempre tengan miedo de perder de vista algo que, en su opinión, es muy importante. Una puerta cerrada impide que los ronroneadores sepan qué hay al otro lado, y hacen todo lo posible para satisfacer su curiosidad.
Se pueden entender: es importante que los gatos controlen todo para saber si corren algún peligro.
Otro motivo es que las mascotas intentan llamar la atención de su dueño de esta forma. Si a menudo dejas solo a un gato para que se aburra, incluso un solitario feroz que huye del afecto y la compañía de las personas se aburrirá.
Por último, según la psicóloga animal Ingrid Johnson, los animales peludos son incapaces de entender que la puerta no se cierra para siempre, sino durante un tiempo determinado. Los gatos, privados del espacio donde antes dormían o comían, empiezan a experimentar estrés.