Sólo puedes consolarte pensando que tu gato es obediente y modesto y, cuando no hay nadie en casa, duerme tranquilamente en el sofá, no se sube a las mesas y donde los dueños no se lo permiten.
Me gustaría creer que todo esto es verdad. Para protegerse contra problemas y también para mantener el poder de la prohibición en su ausencia, utilice los siguientes trucos.
Ya no tendrás que recoger pelos de la mesa ni tirar lo que tu gato no comió en la mesa.
Primer truco: ruido
No es difícil asustar a los gatos. Para hacer esto, puedes dejar algo sonando y traqueteando sobre la mesa.
Podría ser un juego de ollas, cucharas y tenedores sobre un soporte, y otros utensilios que comenzarán a tintinear y hacer ruido si el gato decide saltar sobre la mesa.
El segundo truco: lo desconocido
Puedes evitar inmediatamente que un gato se suba a la mesa si colocas cinta adhesiva con el lado adhesivo hacia arriba o film transparente.
Los materiales empezarán a adherirse a las patas del animal en cuanto toque la superficie de la mesa. Si combinas este truco con platos, el ruido y la sorpresa harán que el gato olvide durante mucho tiempo el camino a tu mesa.
El tercer truco: la incomodidad
Es importante que el animal controle la situación y se sienta cómodo.
Pero si, después de saltar sobre la mesa, se encuentra con piñas espinosas, alfombras con púas, palillos o cáscaras de huevo, es evidente que no tendrá ganas de tumbarse.
Por cierto, para las mascotas propensas a recaer, no sería superfluo combinar todos los métodos propuestos en una sola mesa.