Cualquier propietario sabe que no se debe dejar a los gatos a puerta cerrada. Que, en el mejor de los casos, la mascota empezará a gritar, pero también puede empezar a arañar las puertas.
A algunos gatos no les importará en absoluto antes de que el dueño cierre la puerta. Pero en cuanto la situación cambie, el gato tendrá motivos.
Los científicos estadounidenses de la Universidad de California intentaron descubrir por qué las mascotas hacen esto.
Los resultados del trabajo fueron publicados por la revista Live Science.
La psique del gato está diseñada de tal manera que, al ver una puerta cerrada, la mascota intentará abrirla, para lo cual meterá sus patas debajo de la puerta y la rascará.
Al mismo tiempo, muchos gatos muestran una actividad considerable e incluso ansiedad tan pronto como se cierra la puerta delante de ellos.
Todo esto puede explicarse por una curiosidad innata o por el miedo a perder el acceso a algo importante para la mascota.
Teniendo en cuenta que los propios gatos están acostumbrados a controlar la libertad de movimiento y el orden en el territorio que consideran suyo, prefieren realizar cambios en la situación por su cuenta.
Por tanto, una puerta cerrada es un obstáculo para ellos.
Los propietarios deben recordar esto y mantener abiertos los lugares a los que los gatos deben tener libre acceso.