No todos los dueños de perros son conscientes de que la inclusión de carne de cerdo en la dieta de estos animales puede perjudicar su salud.
Por ello, antes de ofrecer este tipo de carne a tu mascota, lee atentamente las consecuencias que este producto puede provocar.
En primer lugar, la carne de cerdo es un tipo de carne grasa. Esto significa que su exceso en la dieta del perro puede provocar exceso de peso.
En segundo lugar, si la carne de cerdo no ha sido sometida a un tratamiento térmico, puede contener varios parásitos.
Así, la tenia del cerdo elige los intestinos como hábitat, mientras que Trichinella afecta el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal.
La tenia bovina también provoca daños en el tracto gastrointestinal y también intoxicación, mientras que la ingestión de toxocara está plagada de fiebre, neumonía y bronquitis.
En tercer lugar, al comer carne de cerdo, un perro puede infectarse con la enfermedad de Aujeszky. Este tipo de carne provoca enfermedades hepáticas y aumenta el riesgo de enteritis, gastritis, daño renal y trastornos metabólicos.
Para evitar consecuencias negativas, se recomienda darle este producto a su perro no más de una vez por semana.
En este caso, la carne de cerdo debe tratarse térmicamente; para protegerla, debe cocinarse durante al menos una hora.
Es mejor elegir vísceras como el corazón y los pulmones. Al mismo tiempo, el perro no debe comer más de 300 g, y para mascotas grandes, la cantidad se puede aumentar en 100-200 g.
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