Hay varias razones que incitan a un gato a utilizar sus dientes afilados. Si el problema se vuelve grave, la mejor solución sería contactar a un especialista.
Sin embargo, hay una situación que es más bien una excepción a la regla: cuando una mascota simplemente caza a su dueño.
A pesar de que el dueño percibe el comportamiento del animal como una manifestación de agresión, esto no es del todo cierto: el gato ataca porque percibe esta actividad como un juego emocionante.
La mayoría de las veces, los "ataques" ocurren por la mañana o por la noche. El gato puede saltar sobre una persona desde un escondite o prepararse para saltar golpeando sus patas traseras de una manera característica.
Lo más probable es que estos hábitos de la mascota estén asociados con su instinto natural de caza.
Si un gato no pasa tiempo al aire libre cazando o no derrocha su energía en el juego, una persona seguramente se convertirá en su "víctima".
De ahí la solución simple al problema: jugar con su mascota dos veces al día y dedicar al menos 5 a 10 minutos a esta actividad.
Si ves que el gato está a punto de atacar, ofrécele una pequeña pelota, con la que podrás redirigir la atención de la mascota.