El gato ha recorrido un largo camino hacia la domesticación, pero durante este tiempo el animal no pudo reprimir todos sus instintos salvajes.
Durante un minucioso estudio, los científicos descubrieron lo que los gatos y los gatos nunca pudieron aprender en toda su historia doméstica.
Se ha demostrado que, al igual que los perros, los gatos también pueden aburrirse, experimentar ansiedad y reaccionar ante la voz del dueño, pero algunas cosas son ajenas a estos animales.
Los científicos japoneses han publicado los resultados de un estudio, del que se desprende que, a diferencia de un perro, un gato no sentirá hostilidad hacia una persona que se negó a ayudar a su dueño.
En el experimento participaron tres personas. Uno de ellos es el dueño del animal y los otros dos son personas al azar.
El dueño del animal pidió ayuda a uno de los extraños para abrir la caja. Una mascota estaba presente. Uno de ellos se negó a ayudar, el segundo ayudó.
A continuación, se decidió comprobar a cuál de estas dos personas acudiría el animal si le ofrecieran comida.
Se ha demostrado que en tal situación el perro no acudirá al malvado.
Pero al gato no le importaba eso. El sujeto estaba igualmente dispuesto a acudir tanto al ayudante como al engañador en busca de comida.
Pero al mismo tiempo, los científicos no tienen prisa por acusar definitivamente a los gatos de egoísmo.
Esto se debe a que las conclusiones del estudio se extraen desde una perspectiva humana.
Para comprender la verdadera naturaleza del comportamiento de estos animales, es necesario mirar el mundo a través de sus ojos.