La negativa de un perro a comer es siempre motivo para desconfiar y llevar a tu mascota al veterinario.
Y mientras vas de camino al médico, puedes utilizar esta hoja de trucos para intentar descubrir qué causó el comportamiento de tu perro como este, porque la razón no siempre reside en la salud.
El primer factor, y quizás el más obvio, que puede influir en la reticencia de un animal a comer es que al perro no le guste la comida.
Además, el contenido del comedero del perro puede simplemente deteriorarse y provocar que el perro levante la nariz.
Las mascotas quisquillosas a veces no tocan la comida si quieren comer algo sabroso que ya se notó en el plato del dueño.
Este tipo de alimentos, como las salchichas, suelen ser muy aromáticos y tienen un sabor más brillante. Solo hay una solución al problema en esta situación: dejar de alimentar a su mascota desde la mesa.
En ocasiones, el apetito de un perro puede desaparecer debido al estrés. Si este es tu caso, entonces intenta rodear a tu mascota de cariño y cuidado y crear condiciones en las que la situación estresante no se repita.
Por cierto, un estado de estrés también puede surgir debido a una actividad física excesiva: si el ejercicio físico normal aumenta el apetito del perro, fortalece los músculos y la inmunidad, entonces el ejercicio excesivo puede provocar una renuencia a comer.