No estaría de más que los dueños de gatos aprendieran a reconocer si su mascota está estresada.
Entonces, lo más probable es que el animal se esconda, tratando de esconderse en un rincón apartado.
Es posible que el gato silbe o incluso gruñe.
Una de las manifestaciones del estrés es el rechazo de alimentos y/o agua. Finalmente, los dueños a menudo notan que una mascota estresada comienza a afilar sus garras en los lugares equivocados o se niega de manera demostrativa a usar la caja de arena.
Para ayudar a su gato a afrontar el estrés, primero debe averiguar qué lo causó. De todo el conjunto hemos identificado 3 principales.
1. La fuente de estrés pueden ser personas desconocidas para el gato o nuevas mascotas.
2. A menudo, un animal se ve abrumado por emociones negativas si se le obliga a vivir en condiciones reparadoras. A veces, incluso una pequeña reorganización de los muebles o un nuevo papel pintado pueden provocar estrés.
3. Los viajes completan los tres factores de estrés más populares para los gatos. La mascota puede tener miedo tanto de las imágenes y los sonidos de la calle como del transporte en el que realiza el viaje.