Quizás todo amante de los gatos se haya encontrado al menos una vez con una situación en la que una mascota le pide persistentemente que le abra la puerta.
Pero tan pronto como la puerta se abre, el gato ni siquiera va a cruzar el umbral.
Aún no existe una interpretación fiable de esta característica de las barbas rayadas, sin embargo, existen varias teorías que podrían explicar este comportamiento de la mascota.
En primer lugar, la aversión de los gatos a las puertas cerradas puede verse en términos de su deseo de control.
Dado que los gatos son animales territoriales, creen con razón que todo el apartamento está en su exclusiva posesión, por lo que periódicamente caminan por sus "terrenos".
Al mismo tiempo, no consideran obligatorio entrar a la habitación, basta con mirarla detenidamente.
En segundo lugar, una puerta cerrada puede ocultar peligros detrás de sí. A pesar de que las mascotas tienen un oído excelente, también necesitan conectar la vista y el olfato para comprobar la situación.
Por último, en tercer lugar, no olvides que los gatos son criaturas sociales y les resulta sumamente desagradable quedarse solos cuando toda la familia pasa tiempo encerrada en una habitación.
