Cultivar toneladas de verduras sin un gramo de productos químicos no es ciencia ficción, sino una realidad que se ha mantenido en silencio durante décadas.
En los archivos del clausurado Instituto de Investigación Agronómica de la URSS se descubrieron registros que describían la tecnología de la “capa bioactiva”.
La idea es crear una capa de heno podrido, estiércol y corteza de árbol debajo de las camas.

Esta mezcla genera calor y libera dióxido de carbono, acelerando el crecimiento de las raíces 2 veces.
Pero lo principal es que se le añade levadura regular. Inician la fermentación, convirtiendo la materia orgánica en un estimulante natural.
El método fue prohibido debido al riesgo de fugas: las granjas colectivas pudieron prescindir de fertilizantes costosos. La tecnología ahora es legal.
Cavar una zanja de 30 cm de profundidad, rellenarla con una “capa” y cubrir con tierra. Plante las plántulas en un mes: la cosecha de pepinos, tomates y pimientos será como la de una granja industrial.
Pero no todos los cultivos reaccionan igual a la capa bioactiva. El repollo y la zanahoria prefieren condiciones más frescas, por lo que la capa se hace más fina para ellos, de 15 a 20 cm. Pero las calabazas y los calabacines, por el contrario, aman el calor: aumente la profundidad a 40 cm.
Es mejor utilizar levadura prensada: interactúa más activamente con la materia orgánica.
Si la mezcla empieza a oler a amoniaco, añade un puñado de ceniza: neutralizará el exceso de nitrógeno.
Y no te olvides de las lombrices de tierra: introdúcelas en la zanja para que aflojen la tierra.
Después de una temporada, notarás que el suelo se ha vuelto más oscuro y más desmenuzable. Esta es una señal de que el método funciona.
Y si aparece moho, espolvoréalo con arena: esto detendrá la propagación de hongos.