Puede que a algunos les parezca exótico, pero cada vez hay más personas que cultivan árboles de mandarina en casa.
Para que la planta te complazca con dulces frutos cítricos, debes tener paciencia y seguir ciertas reglas.
No se trata sólo de plantar una semilla en el suelo. También es necesario preparar adecuadamente las semillas y proporcionarles las condiciones adecuadas.

Y, por supuesto, la plántula joven requiere cuidados.
Es importante recordar: si no se injerta, no se obtendrán frutos comestibles. Quizás un árbol sería una decoración interior interesante.
Es necesario regar regularmente, de lo contrario el secado destruirá la planta.
Para acelerar el proceso de crecimiento, se puede crear un efecto invernadero.
Cómo crecer
En primer lugar, debes seleccionar diez semillas grandes y sanas de una mandarina madura.
Lavamos las semillas y las ponemos en remojo en una gasa húmeda (podéis utilizar hidrogel) durante varios días. De esta manera se hincharán y comenzarán a crecer.
En cuanto a la maceta, necesitarás una con agujeros de drenaje. En el fondo se coloca drenaje: arcilla expandida, piedras pequeñas.
Llene el recipiente con sustrato ligero, excluyendo la turba. Lo mejor es utilizar arena y tierra especial para germinar semillas.
Profundizaremos las semillas remojadas en el suelo entre 1,5 y 2 centímetros y luego las regaremos moderadamente.
Cuando aparecen los brotes
Cubriremos la maceta con film o vidrio: esto creará un efecto invernadero.
Todos los días es necesario ventilar las plantaciones: abrir el refugio durante 15 minutos.
La olla debe mantenerse en un lugar cálido. Si haces todo correctamente, verás los primeros brotes en 2-3 semanas.
Cuando aparezcan los brotes, se puede retirar por completo la cubierta y la planta joven podrá adaptarse gradualmente a las condiciones de su hogar.