Si sueña con una rica cosecha de grosellas, y no solo unos modestos puñados de bayas, la poda de primavera debería convertirse en su ritual anual.
Este procedimiento no sólo aumenta el número de frutas, sino que también las hace más grandes, más dulces y más jugosas.
¿Cómo convertir un arbusto en un oasis fructífero? Vamos a averiguarlo.

¿Cuándo coger las tijeras de podar? La regla principal es hacerlo antes de que la savia empiece a fluir. En la zona media, es a finales de febrero - marzo, cuando la nieve ya se ha derretido, pero los brotes todavía están en estado de latencia.
En las regiones del sur se puede empezar antes, en las del norte más tarde, centrándose en la temperatura (lo óptimo es de 0 °C a +5 °C).
Arbustos jóvenes (1–3 años): formación de la base
El objetivo de la poda es crear un “esqueleto” fuerte de 4 a 5 brotes principales.
Retire todas las ramas débiles, torcidas y que crezcan hacia adentro. Acortar los brotes restantes en 1/3 para estimular la ramificación. Cortar completamente los brotes de raíz (brotes cercanos al suelo).
Arbustos maduros (4–7 años): equilibrio entre crecimiento y fructificación
A esta edad, las grosellas dan frutos de forma activa, pero requieren control.
Retire anualmente de 3 a 4 ramas viejas (son oscuras y tienen corteza rugosa). Deje de 5 a 7 brotes fuertes de diferentes edades. Acorte el crecimiento joven a 1/4 para evitar que las bayas se hagan más pequeñas.
Arbustos viejos (8+ años): rejuvenecimiento radical
Si el rendimiento ha bajado, realice una “reanimación”.
Cortar todos los brotes que tengan más de 5 años “hasta el anillo” (en la base). Deja 3-4 ramas jóvenes, incluso si parecen débiles. Cuando el arbusto esté completamente descuidado, córtalo por completo, dejando 15 cm por encima del suelo. Los nuevos brotes crecerán en 2-3 años.