¿Estás cultivando plántulas, pero se están marchitando a pesar de la iluminación y la fertilización? ¡No te apresures a comprar estimulantes!
Resulta que puedes salvar las plántulas con la ayuda del té común que bebes todos los días. El té usado contiene taninos, teína y antioxidantes, que no sólo fortalecen las raíces, sino que también protegen a las plantas del estrés.
También funciona como antiséptico natural, previniendo la pata negra, la principal pesadilla de los jardineros.

Reúne las hojas de té de 10 a 15 tazas de té (tanto negro como verde o incluso de hierbas) y extiéndelas en una capa fina y sécalas. Mezcle con tierra para plántulas en una proporción de 1:4: esto hará que la tierra esté suelta y respirable.
Al momento de recolectar, agregue una pizca de hojas de té en cada agujero: esto liberará gradualmente los nutrientes.
Pero el secreto principal está en la “fiesta del té” para las plántulas. Vierta 1 vaso de hojas de té secas con 2 litros de agua hirviendo, enfríe a temperatura ambiente y riegue las plántulas desde las raíces. Repetir una vez cada 10 días.
Después del primer riego, notarás como los tallos se vuelven más gruesos y las hojas más brillantes. Los taninos del té fortalecen las células vegetales, haciéndolas resistentes a los cambios de temperatura y a las corrientes de aire. Y la teína (cafeína del té) estimula la división celular, acelerando el crecimiento.
Para las plántulas especialmente caprichosas (por ejemplo, berenjenas o pimientos), agregue 1 cucharadita de azúcar por litro a la infusión de té: esto le dará energía adicional.
Pero cuidado: el té acidifica ligeramente el suelo. Si las plántulas prefieren un suelo neutro (como el repollo o la cebolla), rocíe el suelo con ceniza de madera después de regar con té.
Evite utilizar té con saborizantes o aditivos de frutas: los productos químicos pueden destruir las delicadas raíces. Quienes han probado el método aseguran que las plántulas se estiran dos veces más lento y, tras plantarlas en el suelo, casi nunca enferman.
Truco adicional: remoje las semillas durante 2 horas en una infusión de té suave (1 cucharadita de té por vaso de agua); esto ablandará la cáscara y acelerará la germinación.
Y si rocías las plántulas con té frío, las protegerás de los ácaros. Pruébalo y ¡nunca más querrás gastar dinero en medicamentos comprados en tiendas!