El cuidado primaveral de las frambuesas es clave para obtener una cosecha abundante y unos arbustos sanos.
El primer paso debe ser inspeccionar las plantaciones: es importante eliminar los brotes secos, dañados o débiles, dejando sólo los tallos fuertes.
Esto no sólo evitará el engrosamiento, sino que también dirigirá la energía de la planta hacia el desarrollo de ramas frutales.

Al mismo tiempo que se limpia, se recortan las puntas hasta el primer brote vivo: esta técnica estimula la ramificación y aumenta el número de futuros ovarios.
Una vez formados los arbustos, las frambuesas se atan con cuidado mediante enrejados o soportes. Esto protegerá los brotes flexibles de roturas causadas por el viento y proporcionará una iluminación uniforme.
A continuación, se centra la atención en el suelo: aflojar la capa superior del suelo mejora la aireación de las raíces y el riego posterior con agua tibia ayuda a que la planta se despierte después del invierno.
Es importante no dejar que el suelo se seque, especialmente durante el período de crecimiento activo, pero también evitar la humedad estancada, que provoca la pudrición.
Los fertilizantes se añaden por etapas, empezando con materia orgánica (estiércol podrido o compost) que saturan el suelo con nutrientes.
Luego se utilizan fertilizantes minerales: una solución de amoníaco (40 g por cubo de agua) no solo enriquece el suelo con nitrógeno, sino que también repele las larvas de plagas.
Para potenciar el efecto se utilizan humatos de potasio, que mejoran la absorción de microelementos, y el ciclo se completa con el tratamiento con biotlina, que neutraliza la amenaza de la mosca de la frambuesa.
Merece especial atención el método de tratamiento con agua hirviendo: una forma sencilla pero eficaz de protegerse contra los insectos.
Calentar el agua a 70-75 grados, añadir mostaza en polvo (50-70 g por cada 5 l), dejar reposar y colar. La solución se distribuye uniformemente sobre las ramas, prestando especial atención a los nudos y brotes, los lugares de invernada favoritos de las plagas.
El procedimiento se lleva a cabo una vez, temprano en la mañana, cuando la temperatura del aire está cerca de cero y los cogollos aún no han comenzado a hincharse. La fecha exacta depende de la región: en la zona central es finales de marzo, en el sur es mediados de mes.
Dos semanas después de todas las manipulaciones, los arbustos muestran los primeros signos de éxito: los brotes están llenos de jugo, los brotes están creciendo activamente y el follaje permanece libre de parásitos.
Un cuidado tan completo convertirá el campo de frambuesas en el orgullo del jardín y la recolección de bayas se convertirá en una fiesta largamente esperada para toda la familia.