Los profesionales nunca te dirán que su secreto está en un botiquín común y corriente.
Disuelva 3 tabletas de ácido succínico en un litro de agua: esto provocará un crecimiento explosivo de las raíces.
Rocíe las plántulas una vez cada 2 semanas y los tallos se volverán más gruesos y las hojas se volverán más brillantes.

El ácido succínico funciona como un adaptógeno: ayuda a las plantas a sobrevivir al trasplante, la sequía o el exceso de riego.
Para las flores, la dosis se reduce a la mitad para no provocar una floración temprana.
El segundo ingrediente “invisible” es el peróxido de hidrógeno. 2 cucharadas por litro de agua saturarán el suelo con oxígeno y matarán los hongos.
Riega la solución una vez al mes y las plantas sobrevivirán incluso a una lluvia. El peróxido es especialmente útil para las plántulas: previene la pata negra.
El tercer truco es el agua del acuario. Después de cambiar el agua del acuario, no la viertas: las algas microscópicas y los desechos de los peces son el alimento ideal.
Basta con regar los parterres una vez para que los pepinos desarrollen ovarios y las rosas florezcan el doble de exuberantes.
Añade amoniaco a tu arsenal. 1 cucharadita por cada 5 litros de agua y obtendrá fertilizante nitrogenado para cebollas y ajos.
Rociar con esta solución una vez cada 2 semanas protege contra la mosca de la cebolla.
Para los árboles frutales, utilice cáscaras de huevo: tritúrelas hasta convertirlas en polvo y entiérrelas en el círculo del tronco del árbol. El calcio fortalecerá la corteza y aumentará el contenido de azúcar de la fruta.