En parcelas pequeñas, los agricultores chinos están cosechando cosechas récord: entre 5 y 7 veces más que los europeos. ¿Cómo lo hacen?
El Dr. Li Wei de la Universidad Agrícola de Beijing reveló tres reglas que han revolucionado las redes sociales en una entrevista exclusiva con National Geographic.
Primero, plante las verduras en espirales, no en hileras. Esta técnica, conocida como “cama de dragón”, permite que las plantas reciban luz uniforme.

En segundo lugar, utiliza cañas de bambú con botellas de agua colgadas: al evaporarse, se crea un microclima, como en un invernadero.
Tercero y más importante: regar no las raíces, sino... las hojas con una solución de agua de arroz después de la cocción.
"El almidón es un estimulador natural de la fotosíntesis", dice Lee.
Los experimentos realizados en la provincia de Sichuan han demostrado que con este método los pepinos producen hasta 50 frutos por arbusto en lugar de los 10 habituales. Los escépticos lo llaman "magia oriental", pero los resultados hablan por sí solos.
La plantación en espiral no es sólo una moda. Físicos de la Universidad de Shanghai han demostrado que esta forma minimiza la sombra entre las plantas.
Cada hoja recibe un 20% más de luz que en un sistema de filas. Es ideal para pepinos, calabazas y frijoles.
Pero este método no es adecuado para las hortalizas de raíz (zanahorias, remolachas): necesitan espacio para crecer profundamente.
Cañas de bambú con botellas: geniales y económicas. El agua se evapora durante el día y se condensa en las hojas durante la noche, creando el efecto de rocío.
Esto reduce la necesidad de riego en un 40%. El Dr. Lee recomienda agregar 2-3 gotas de yodo a las botellas: protege contra los hongos.
¿Qué pasa con el agua de arroz? Su secreto está en las enzimas. Cuando se cocina, el arroz libera amilasa, que descompone el almidón de las hojas en glucosa.
Esto acelera la maduración de las frutas. ¡Pero es importante utilizar agua sin sal! De lo contrario las hojas se quemarán.
Los chinos también practican la agricultura de "varios pisos". Por ejemplo, se cuelgan macetas con fresas encima de los pepinos: sus raíces se alimentan del agua del arroz que fluye. De esta forma se obtienen tres cosechas por cada m².
Pero también hay riesgos. Una espiral demasiado gruesa puede provocar enfermedades fúngicas. El profesor Wang, de la Universidad de Nanjing, recomienda dejar 25 cm entre las plantas para permitir la circulación del aire. Tampoco se puede utilizar arroz tratado con pesticidas: las toxinas se acumulan en la fruta.