Cuando vas a una tienda a comprar semillas, probablemente te confundan los paquetes brillantes que prometen “frutas gigantes” y “rendimientos sin precedentes”.
Pero ¿sabías que el 70% de estas imágenes están retocadas con Photoshop y que las palabras “élite” a menudo no tienen nada que ver con la realidad?
Por ejemplo, las semillas marcadas como F1 son híbridos que producirán una cosecha sólo en el primer año. No tiene sentido recoger semillas de ellos: la próxima temporada crecerá algo incomprensible.

Pero el principal engaño son las fechas de caducidad. Los vendedores a menudo vuelven a pegar las fechas en las bolsas, especialmente si el producto ha estado almacenado durante un tiempo.
Es fácil comprobarlo: mira el número de lote y la fecha de envasado. Si no coinciden (por ejemplo, el lote es de 2021, pero el envase es de 2023), lo más probable es que la fecha de caducidad se haya ampliado artificialmente.
¿Qué pasa con las variedades “únicas” con nombres extravagantes? El “pepino milagroso” o el “megatomate” suelen ser variedades antiguas y probadas que han recibido un nuevo nombre con fines comerciales.
Antes de comprar, busque información en el Registro Estatal de Logros Genéticos: si la variedad no está registrada allí, existe un alto riesgo de encontrarse con una falsificación.
Pero hay una manera de no depender en absoluto de las tiendas: recolectar tus propias semillas. ¡Es más fácil de lo que parece!
Por ejemplo, con los tomates, hay que seleccionar la fruta más fuerte del racimo inferior, dejarla madurar completamente, quitar las semillas y fermentarla en su propio jugo durante 2-3 días.
Después de lavarlos y secarlos, permanecerán viables hasta 5 años.
Y un truco más: intercambiar con otros residentes de verano. En febrero, muchas comunidades organizan “intercambios de semillas”: intercambios gratuitos. Allí encontrarás variedades raras que no puedes comprar en la tienda y harás contactos útiles.
Pero si los compra, hágalo en lugares confiables: ferias agrícolas o de agricultores locales. A menudo ofrecen variedades regionalizadas adaptadas a su clima.
Y no se deje engañar por envases que digan “calidad europea”: las semillas importadas pueden no echar raíces en su suelo.
Recuerda: una buena cosecha no comienza con una imagen bonita, sino con un enfoque honesto. No dejes que los vendedores te engañen: tu jardín merece la verdad.