Lo estás haciendo mal: cómo regar los pepinos para evitar que la fruta quede amarga

21.02.2025 21:36

Los pepinos amargos no son una característica varietal, sino un grito de la planta de que estás cometiendo errores fatales.

El amargor es causado por la cucurbitacina, una sustancia que se acumula en las frutas debido al estrés.

Y la mayoría de las veces este estrés es causado por un riego inadecuado. Los pepinos están compuestos de 95% de agua, pero eso no significa que sea necesario encharcarlos.

pepinos
Foto: © Belnovosti

La primera regla es la temperatura del agua. Si riegas los pepinos con agua fría de una manguera, sus raíces sufrirán un shock. Esto ralentiza la absorción de nutrientes y desencadena la producción de cucurbitacina.

El agua no debe estar por debajo de los +22°C. Llene el barril por la mañana para que se caliente con el sol por la noche, o agréguele agua hirviendo antes de regar.

El segundo secreto es la hora del día. Regar al mediodía, cuando el sol es fuerte, provoca la evaporación de la humedad y quemaduras en las hojas. Riegue los pepinos sólo temprano en la mañana o después del atardecer para permitir que el agua se absorba en el suelo.

La profundidad del riego es otro factor crítico. Las raíces del pepino se encuentran en la capa superior del suelo (15-20 cm), pero muchos residentes de verano solo humedecen la superficie. Como resultado, la planta sufre de sed y los frutos son amargos.

Comprueba la profundidad de penetración del agua: una hora después de regar, clava un palo de madera en la tierra. Si solo se moja hasta una profundidad de 5 a 10 cm, no lo estás regando lo suficiente. La norma es de 10 a 15 litros de agua por cada m² de huerto.

Los pepinos odian el caos. Si las riegas todos los días o una vez a la semana, la planta no tiene tiempo de adaptarse. Haga un cronograma: durante el período de crecimiento de las vides (antes de la floración), cada 3 días, durante la fructificación, cada 2 días.

En tiempo lluvioso, reduzca el riego, pero no lo suspenda por completo: las precipitaciones naturales a menudo no son suficientes para empapar el suelo hasta la profundidad requerida.

El mantillo será tu salvación. Cubre el suelo con una capa de 7-10 cm de paja, aserrín podrido o hierba cortada. El mantillo no solo retiene la humedad, sino que también estabiliza la temperatura del suelo, protegiendo las raíces del sobrecalentamiento durante el día y la hipotermia durante la noche. Sin embargo, evite el césped fresco con semillas, ya que estimulará el crecimiento de malezas.

El error que convierte a los pepinos en “enemigos acérrimos” es regar las raíces. Un fuerte arroyo arrastra el suelo, exponiendo las raíces y dañando las raíces delicadas. Utilice una regadera con boquilla pulverizadora o vierta agua en surcos a una distancia de 10-15 cm del tallo. Si sus pepinos crecen verticalmente en un enrejado, instale riego por goteo: esta es una forma ideal de entregar humedad directamente a las raíces sin estrés.

Cuando hace calor, los pepinos suelen marchitarse y existe la tentación de regarlos adicionalmente. ¡No te rindas! Las hojas pierden turgencia por sobrecalentamiento, no por falta de agua. Rocíelos con agua fría o sombreelos con spunbond. Pero no aumente el volumen de riego: esto provocará la pudrición de la raíz.

El último secreto es la alimentación. Incluso con un riego ideal, los pepinos tendrán un sabor amargo si carecen de potasio. Una vez cada dos semanas, aliméntelos con una infusión de ceniza (200 g por 10 l de agua) o sulfato de potasio (15 g por 10 l). Pero aplique fertilizantes nitrogenados (urea, estiércol) solo al comienzo de la temporada: su exceso hace que las frutas se vuelvan acuosas.

Antón Kurchev Autor: Antón Kurchev Editor jefe adjunto


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