Trabajar dos horas a la semana y cosechar cultivos en baldes es el sueño de todo residente de verano. Pero a menudo estos consejos están rodeados de afirmaciones pseudocientíficas. Hablemos de algunos de estos.
Abono verde
El abono verde (mostaza, trébol, phacelia) mejora la estructura del suelo, elimina las malas hierbas y enriquece el suelo con nitrógeno.
Un estudio del Instituto Panruso de Investigación Agroquímica (2023) mostró que sembrar mostaza en febrero reduce la cantidad de malezas en un 90% y el rendimiento de los cultivos posteriores aumenta entre un 30 y un 40%.

Pero el consejo de “sembrar avena antes del invierno” en febrero no funciona. Las semillas germinan sólo a temperaturas superiores a +5°C.
En lugar de ello, los jardineros suelen utilizar centeno, pero éste inhibe el crecimiento de las verduras debido a la alelopatía.
Acolchado con aserrín
El aserrín retiene la humedad, reduciendo el riego en un 50% y protege las raíces de los cambios de temperatura.
Sin embargo, el aserrín fresco absorbe nitrógeno del suelo. Los científicos recomiendan compostarlos durante 6-12 meses o sumergirlos en una solución de urea (50 g por 10 l de agua).
El método popular de "cubrir con mantillo de hierba cortada" provoca la pudrición y la propagación de babosas. Es mejor utilizar paja o corteza como mantillo.
Errores comunes
El exceso de mantillo es una capa de más de 10 cm de espesor que provoca la pudrición de las raíces. Por ejemplo, los tomates bajo una espesa paja mueren por falta de oxígeno.
Cubrir con una capa de 5-7 cm, dejando espacio libre cerca del tallo.
Elección incorrecta de abono verde. Entonces, la mostaza es incompatible con la col (plagas comunes). Para los parterres de col es mejor sembrar phacelia.