Uno de los principales quebraderos de cabeza de los jardineros, jardineros y veraneantes son las hormigas.
Innumerables hordas de estos voraces insectos representan una amenaza real para muchos cultivos.
Por eso no debes plantar aquellas que son especialmente amadas por la tribu de las hormigas.
Entre ellas se encuentran las peonías, que atraen hordas de insectos con sus dulces y fragantes cogollos.
También les gustan las plantas de bajo crecimiento, como el algodoncillo.
Y las hormigas no son reacias a comer semillas, jugos y polen de otras plantas.
En particular, se trata del mijo, que es el alimento tradicional de las hormigas.
La amapola contiene carbohidratos, proteínas, ácidos grasos y vitaminas, lo que hace muy felices a las hormigas.
Mostaza: sus semillas son ricas en vitaminas y minerales.
Además, tienen propiedades antibacterianas y antisépticas.
La colza también tiene proteínas, vitaminas y ácidos grasos, que son valorados por las hormigas.
El amaranto les sirve como fuente de salud y fuerza.