No todo el mundo sabe que incluso las cebollas pequeñas pueden producir una cosecha récord si se crean las condiciones adecuadas para ellas.
Los expertos compartieron técnicas simples pero efectivas que convertirán sus canteros en una fuente de bulbos grandes y jugosos.
La preparación es la clave del éxito
Antes de plantar, las cebollas se remojan durante tres horas en una solución de sal (1 cucharada por litro de agua) y luego se sumergen en una solución de color rosa oscuro de permanganato de potasio durante 30 minutos.

Luego de esto se lava y se planta. Este método desinfecta el material de plantación y estimula un enraizamiento rápido.
El secreto de la jugosidad está en la levadura
Dos semanas después de la plantación, los lechos se riegan con una solución de levadura: se diluyen 100 g de levadura en 10-12 litros de agua y se dejan durante una hora.
Primero se humedece el suelo con agua corriente, luego se agrega fertilizante y después de dos horas se riega nuevamente. El procedimiento se repite después de 24 horas. La levadura satura el suelo con nitrógeno, acelerando el crecimiento de los bulbos.
Cómo repeler plagas y conservar la cosecha
Cuando aparece la primera hoja, el lecho se trata con una solución de amoniaco (2 cucharadas por 10 l de agua), utilizando 3 cubos por cada 6 m².
Después de dos semanas, en lugar de amoniaco, utilice una solución salina (1 cucharada por litro) y después de otros 10 días, utilice permanganato de potasio fuerte.
Después de la cosecha, las cebollas se secan directamente en el huerto bajo el sol: esto aumenta su vida útil.
Seguir estos pasos no requiere mucho esfuerzo, pero garantiza resultados. Esta temporada, los bulbos te deleitarán por su tamaño, y su cantidad te hará pensar en ampliar tu bodega.