Has estado quitando las malas hierbas durante años, considerándolas enemigas del jardín, pero podrían convertirse en tus mejores aliadas.
Resulta que la grama común, la ortiga e incluso la hierba de San Juan no son basura, sino una fuente gratuita de fertilizantes más eficaces que los preparados comprados en las tiendas.
El secreto está en la fermentación, que convierte las malas hierbas en “oro verde”.

El proceso comienza con la correcta recogida de las materias primas. Utilice sólo malezas jóvenes antes de que florezcan, ya que las plantas maduras contienen semillas que germinarán en los canteros del jardín.
Evite las especies venenosas como la Heracleum mantis religiosa o el ranúnculo, ya que sus toxinas pueden matar microorganismos beneficiosos en el suelo.
Pica las plantas recolectadas con una pala o tijeras de podar para acelerar la descomposición.
Llene un barril o balde hasta dos tercios de su capacidad con masa verde y luego llénelo con agua. Agregue un puñado de azúcar o mermelada vieja: esto iniciará el proceso de fermentación, activando las bacterias del ácido láctico.
Cubrir el recipiente con film con agujeros para liberar los gases y dejar a la sombra durante 10-14 días. El líquido terminado adquirirá un color marrón y un olor específico, que recuerda al chucrut.
Diluir el concentrado resultante con agua en una proporción de 1:10 y regar las plantas desde las raíces. Este fertilizante contiene nitrógeno, potasio y fósforo en forma fácilmente digerible, así como ácidos húmicos, que mejoran la estructura del suelo.
No deseche el resto del pastel: distribúyalo debajo de arbustos o árboles como mantillo. Protegerá las raíces de la desecación y liberará gradualmente los nutrientes.
El error que convierte el fertilizante en veneno es utilizar envases de metal. Al entrar en contacto con el hierro, las bacterias beneficiosas mueren y la solución se oxida. Elija recipientes de plástico o de madera.
Otro peligro es la sobreexposición. Si el líquido fermenta durante más de tres semanas, se desarrollan en él hongos patógenos. La infusión terminada debe formar espuma, pero no emitir un olor pútrido.
Para potenciar el efecto, añadir ceniza de madera al barril (1 vaso por cada 10 l). El ambiente alcalino neutraliza la acidez de la fermentación, y el calcio y el magnesio de la ceniza aumentarán la resistencia de la planta a las enfermedades.
Las calabazas, pepinos y calabacines responden especialmente bien a este fertilizante: sus frutos se vuelven más grandes y el período de fructificación aumenta de 2 a 3 semanas.