Árboles viejos en el jardín: cómo recuperar su fuerza en lugar de arrancarlos

21.02.2025 12:48

A la sombra de manzanos y perales centenarios no sólo se conserva el recuerdo de las cosechas pasadas, sino también la posibilidad de un nuevo comienzo.

Muchos jardineros, al notar que las ramas se doblan bajo el peso de frutos cada vez más escasos, se apresuran a coger la sierra.

Pero antes de tomar medidas radicales, conviene recordar: incluso el árbol más débil puede sorprenderte si le ayudas a recordar su juventud.

Árbol
Foto: © Belnovosti

El rejuvenecimiento de los cultivos frutales no es sólo la poda de ramas secas, sino un diálogo sutil con la naturaleza. Piense en una planta como un archivo viviente, donde cada ramita contiene la historia de su jardín.

Vale la pena comenzar con una inspección cuidadosa. Si la corteza está profundamente agrietada y en las ramas predominan aquellas que se asemejan a dedos torcidos, entonces es el momento de realizar una poda restauradora.

La regla principal es actuar gradualmente, como si estuviéramos recuperando el aliento después de una larga carrera.

El tiempo de realización de los trabajos depende del tipo de madera y del clima. Por ejemplo, para los manzanos y ciruelos el mejor momento es cuando las heladas de febrero ya han liberado la tierra, pero los brotes todavía están latentes. Los albaricoques y los melocotones, por el contrario, prefieren el calor de abril, cuando el riesgo de heladas repentinas es mínimo. Los cerezos cobran vida en verano y se renuevan a mediados de julio, como si recibieran un segundo aire antes del letargo otoñal.

El proceso comienza con el acortamiento de la corona. Esto no sólo reduce la altura de la corona, sino que también despierta los brotes latentes en la base.

Después puedes proceder al aclareo, eliminando las ramas que se hayan enredado formando una maraña densa.

Es importante dejar aquellos brotes que crecen horizontalmente: ellos, como las palmas abiertas, captan mejor la luz solar.

No hay que tener miedo a la abundancia de “brotes de agua” verticales que aparecen tras la poda. Son fáciles de quitar a mano en verano, cuando el árbol concentra su energía en la recuperación.

A veces los jardineros temen que una intervención radical destruya la planta. Pero aquí se aplica el principio de “menos es más”.

Al eliminar un tercio de las ramas viejas por temporada, le das tiempo al árbol para adaptarse. En tan solo un año, aparecerán nuevos brotes en el lugar de los cortes y la corteza quedará lisa, como si los años se hubieran borrado.

Por supuesto, no vale la pena luchar por todos los árboles. Si el tronco está carcomido por hongos yesqueros y las raíces están podridas, es más fácil plantar una plántula. Pero aquellos ejemplares que simplemente han ralentizado su crecimiento a menudo sólo están esperando su atención.

Sus frutos, cultivados en un suelo especial durante décadas, tienen un sabor único que no se puede comprar en ninguna tienda.

Elena Shimanovskaya Autor: Elena Shimanovskaya Editor de recursos de Internet.


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