No se apresure a tirar los clavos oxidados que haya por ahí. Pueden resultar útiles y aportarán beneficios reales.
El óxido en las uñas, dicen los que lo saben, puede salvar las plantas de su hogar.
Si, por ejemplo, estamos hablando de representantes de la flora que se desvanecen. El hierro les devolverá su fuerza anterior y estimulará un mayor crecimiento saludable.
Necesitarás 5-6 clavos viejos oxidados y una botella de plástico, que llenaremos hasta la mitad con agua.
Luego enviaremos los clavos allí y los dejaremos unos minutos. El agua poco a poco empezará a cambiar de color.
Aprietemos la tapa y agitémosla adecuadamente. Y luego usa un taladro para hacer con cuidado tres agujeros en el corcho.
Consigamos algo similar a una regadera. Y echaremos agua con óxido sobre el suelo de las plantas que necesiten ayuda.
Pronto notarás que estos últimos “recobrarán el sentido” y, como en los viejos tiempos, te deleitarán con exuberantes flores y colores brillantes.