En los últimos años, cada vez más jardineros han notado que las hojas de las plantas que cultivan empiezan a curvarse.
En particular, estamos hablando de tomates y, a veces, de pimientos, cuyas hojas están muy deformadas, se vuelven burbujeantes en la vena central, estrechas y, a veces, asimétricas.
Quizás te sorprendas, pero este “fenómeno” no tiene nada que ver con la enfermedad, sino que está asociado con el daño a las plantas por parte de los herbicidas.
¿De dónde pueden venir los herbicidas en los parterres del jardín? Una de las formas de “contaminación” es a través del césped procedente de céspedes tratados con estas sustancias. También se acumulan en la paja de los cereales y en el abono hasta por dos años.
Cuando se convierte en abono con césped o paja de campos donde se han utilizado herbicidas para controlar las malas hierbas, estas sustancias se retienen. También se conservan en estiércol.
Después del compostaje, la eficacia de los herbicidas no disminuye.
Y aunque muchos jardineros no tienen una relación directa con el estiércol, resulta que utilizan compost, vermicompost y estiércol granulado. A través de estos “materiales” los herbicidas ingresan al suelo y a las plantas.
Para resolver este problema, se deben quitar las hojas dañadas y tratar las plantas con medicamentos estimulantes: Epin y Zircon.
Con el tiempo, las plantas podadas desarrollarán hojas sanas.
Como opción, riegue las camas con un palo de heno, que descompone rápidamente los herbicidas restantes. Los preparados húmicos también pueden convertirse en una ayuda en esta difícil tarea.