El eneldo es uno de los cultivos verdes más populares y queridos, muy valorado por su aroma único y su rica composición vitamínica.
Se utiliza en ensaladas, sopas, salsas y muchos otros platos, dándoles un sabor y frescura especial. Sin embargo, cultivar eneldo puede presentar algunas dificultades, especialmente para los jardineros principiantes.
La experta de la publicación en línea BelNovosti Anastasia Kovrizhnykh , agrónoma y paisajista, nos dijo qué hacer en tal situación.
Para obtener una buena cosecha de verduras jugosas y aromáticas, es necesario conocer las características de este cultivo y crear las condiciones óptimas para ello.
Luz solar: la clave para un buen crecimiento
El eneldo es una planta amante de la luz, por lo que conviene elegir zonas abiertas y soleadas para plantarlo.
A la sombra, el eneldo crecerá mal, los tallos se volverán delgados y alargados y el aroma será menos pronunciado.
La duración óptima de la luz del día para el eneldo es de 12 a 14 horas. Si falta luz solar, se puede utilizar iluminación artificial adicional.
Suelo: suelto y fértil.
El eneldo prefiere suelos sueltos y fértiles con una reacción neutra o ligeramente ácida.
El suelo arcilloso pesado no es adecuado para el cultivo de eneldo, ya que dificulta que el aire llegue a las raíces y puede provocar que las plantas se pudran. Antes de sembrar semillas, se recomienda desenterrar la tierra y añadir abonos orgánicos como compost o humus.
Riego: moderado y regular
El eneldo necesita un riego regular y moderado. El humedecimiento excesivo del suelo puede provocar el desarrollo de enfermedades fúngicas y la falta de humedad puede provocar el amarillamiento y el marchitamiento de las hojas.
El eneldo se debe regar según sea necesario, manteniendo la tierra húmeda pero no mojada. En climas cálidos, se puede aumentar el riego.
Temperatura: rango confortable
El eneldo es un cultivo resistente al frío cuyas semillas comienzan a germinar a una temperatura de +3 °C. La temperatura óptima para el crecimiento y desarrollo del eneldo es de +18-20 °C. Las plantas maduras pueden soportar heladas breves de hasta -5 °C.
Alimentación: estimulación del crecimiento.
Para obtener una cosecha abundante, se recomienda alimentar al eneldo con fertilizantes minerales complejos. La primera alimentación se lleva a cabo 2-3 semanas después de la aparición de las plántulas, la segunda, durante el período de brotación. También puedes utilizar abonos orgánicos, como infusión de gordolobo o excrementos de pájaros.
Siembra oportuna: la clave del éxito
El eneldo se puede sembrar varias veces por temporada, desde principios de primavera hasta finales de verano. Esto le permitirá obtener verduras frescas durante toda la temporada de jardinería. Las semillas de eneldo se siembran a una profundidad de 1-2 cm, manteniendo una distancia entre hileras de 20-30 cm.
Barrio: elegir a los compañeros adecuados
El eneldo se lleva bien con muchos cultivos de huerta, como pepinos, repollos, zanahorias y remolachas. Repele plagas y mejora el sabor de las plantas vecinas. Sin embargo, no se recomienda plantar eneldo junto a hinojo, alcaravea y perejil, ya que pueden sufrir polinización cruzada y perder sus cualidades varietales.
Plagas y enfermedades: protección del eneldo.
El eneldo puede verse afectado por pulgones, arañas rojas y moscas de la zanahoria. Para controlar las plagas, se pueden utilizar remedios caseros, como infusión de ajo o cáscaras de cebolla, así como preparados biológicos. Las enfermedades más comunes del eneldo son el mildiú polvoriento y la pata negra. Para prevenir enfermedades, es importante seguir las reglas de rotación de cultivos, no espesar las plantaciones y eliminar rápidamente las plantas afectadas.
Cosecha: Preservar el aroma
Las hojas de eneldo se empiezan a cortar cuando las plantas alcanzan una altura de 10-15 cm. Cortar las hojas según sea necesario, evitando que las plantas florezcan, ya que después de la floración las hojas se vuelven ásperas y pierden su aroma. Las verduras cortadas se pueden guardar en el refrigerador durante varios días, congelar o secar.
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