No todos los residentes de verano están dispuestos a utilizar diversos productos químicos en sus parcelas, pero esto no elimina la necesidad de combatir enfermedades y plagas de las plantas.
Hablemos hoy de las patatas, que suelen sufrir sarna, podredumbre seca, plaga de Alternaria, gusano de alambre y otras desgracias.
Según jardineros experimentados, un remedio que muchos consideran basura común (cáscaras de cebolla y ajo) ayudará a hacer frente a estos problemas.
Estos desechos contienen fitoncidas naturales y quercetina.
Estas sustancias tienen un efecto antibacteriano pronunciado y un efecto inmunoestimulante.
Por eso, durante todo el otoño, invierno y primavera, conviene recoger las pieles que quedan tras pelar estas verduras, secarlas y guardarlas en bolsas.
Cuando llegue el momento de bajar los tubérculos por los agujeros preparados para ellos, primero echamos un puñado de pieles de cebolla y ajo.
Con el tiempo, este "aditivo" que penetra en el suelo se descompondrá y lo saturará con macro y microelementos útiles, actuando además de todo lo demás como fertilizante orgánico de alta calidad.