A pesar de que los rábanos se consideran el cultivo más fácil de cultivar, a veces pueden surgir problemas incluso con ellos.
Uno de los problemas que le puede esperar a un jardinero que decide empezar a cultivar rábanos es que, por alguna razón, la planta no quiera producir raíces.
Averigüemos cuál podría ser el problema.
En primer lugar, no debemos olvidar que los rábanos son una planta de día corto, por lo que no conviene intentar sembrarlos desde mediados de mayo hasta principios de julio.
En segundo lugar, la verdura, al igual que sus otros "parientes", agradecerá una alimentación adicional. Lo principal es aplicar fertilizante con moderación.
El nitrógeno debe usarse solo al principio, cuando aparecen las plántulas, mientras que en el proceso de formación de raíces, las plantas necesitan una cantidad moderada de potasio.
Y en tercer lugar, a los rábanos les encanta regar y, si hay sequía afuera, es poco probable que se produzca una cosecha.
Vale la pena visitar los lechos con rábanos plantados una vez cada 2-3 días para mantener la tierra húmeda.