Los tomates son un cultivo frágil que necesita cuidados constantes.
Se debe tener especial cuidado al regar las plantas.
Una rica cosecha de estas hortalizas cultivadas en invernadero o en campo abierto depende precisamente de la calidad del riego.
No se debe permitir el contraste, es decir, primero secar demasiado la tierra y luego darle mucha agua. Si cometes errores, puedes perder tu cosecha.
Los jardineros experimentados recomiendan utilizar el método de doble riego para, en última instancia, obtener frutos sabrosos y hermosos.
Para ello, riega los lechos de verduras en dos sencillos pasos.
Primero, se vierte parte del agua debajo de los arbustos.
Luego debes hacer una pausa de 2 a 3 horas y luego verter la cantidad restante debajo de las plantas.
Además, conviene recordar que los tomates necesitan fertilización y tratamiento contra enfermedades y plagas. Si sigues todas las reglas, se garantiza una buena cosecha.