La sarna es una enfermedad bastante común en las patatas.
Identificar esta enfermedad es muy sencillo: si aparecen numerosas manchas marrones endurecidas en los tubérculos, entonces el problema no se puede prevenir.
Muchos jardineros prefieren no prestar atención a esta dificultad. El caso es que la costra no afecta el sabor de la verdura.
Sin embargo, debido a la enfermedad, surge otro problema: el cultivo ya no es apto para un almacenamiento prolongado.
Esta circunstancia sugiere que aún vale la pena proteger el cultivo de la sarna.
Pero, ¿cómo se puede reducir el riesgo de que las patatas desarrollen una enfermedad desagradable? ¿Qué puede actuar como agente profiláctico?
¿Qué se debe agregar al suelo?
Es recomendable acidificar moderadamente el suelo. Si la cubierta se vuelve ligeramente ácida, es poco probable que la enfermedad se haga sentir.
El resultado deseado se puede lograr agregando sulfato de amonio durante el aflojamiento. Para 100 metros cuadrados, dos kilos de este producto serán suficientes.
El nitrato de amonio también demuestra eficacia. Si se usa, se necesitará menos sustancia por cada cien metros cuadrados: un kilo y medio.
Además, no te olvides de la importancia de regar moderadamente las patatas. Si el suelo tiene un grado de humedad suficiente (pero no excesivo), el riesgo de formación de costra será mínimo.