Trasplantar plántulas a campo abierto o a un invernadero es una tarea responsable e importante a la que se enfrentan casi todos los residentes de verano.
Hasta cierto punto, este trabajo es familiar y común, porque los jardineros tienen un esquema bien establecido.
Primero, se cavan hoyos, se colocan plantas en ellos y luego se riegan. Pero no todos los veraneantes están de acuerdo con este enfoque.
Sutilezas del trasplante
Jardineros experimentados han desarrollado un algoritmo más eficiente para transferir plántulas a un lugar permanente.
Antes de plantar, riega la tierra. 1 planta requiere unos 2 litros de agua. Es en este suelo líquido donde se plantan las plántulas. Luego, las plántulas se rocían con tierra y se cubren con mantillo.
Muchos residentes de verano se apresuran inmediatamente a regar sus plantas. Pero en la etapa inicial esto no es necesario. Por ejemplo, los tomates no necesitan riego durante 5 días, el repollo, 3 días y los pepinos, 2 días.
¿Cuál es el punto
Este tiempo es necesario para que el sistema de raíces de las plantas se enderece. En las condiciones adecuadas, el suelo se asienta gradualmente por su propio peso.
Al regar, este proceso se acelera. La tierra se hunde rápidamente, llevándose consigo las raíces. Como resultado, tardan más en expandirse, lo que afecta tanto a la tasa de supervivencia como al rendimiento.